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UNA PARTITURA EIVISSENCA




A partir de un proyecto de investigación artística para la creación de una pieza audiovisual que capte la identidad sonora de la isla de Ibiza desde un punto de vista personal nace “Una Partitura Eivissenca”.

No existe una pretensión de estilizar la isla de Ibiza, sino desarrollar un ética basada en una relación lúdica, afectiva y personal. Hago un paralelismo entre mi relación con Ibiza con la reflexión que hace Roni Horn sobre su relación con Islandia, cuando se pregunta si se ha convertido en una turista permanente o quizás ya no es una turista sino una habitante temporal de la isla. Ella vuelve cada año, al igual que yo, que me instalo en Ibiza en torno a los tres meses cada verano.


Mi construcción es un relato sobre la experiencia de un lugar, no un relato sobre lo que debería ser, fue o podría ser. Tampoco existe una pretensión científica. La idea es considerar el sonido y la audición como materia prima para la creación artística, y también la idea de sonido y la idea de audición para expresarlo acompañándolas de imágenes, algunas diegéticas, otras no. Dónde interviene la manipulación artística, tanto de los registros sonoros como los visuales. Captar la isla desde distintos puntos de vista, considerando distintas dualidades y generando un material que permita al espectador convertirse en un visitante temporal de esa realidad creada, para que pueda resonar en su interior como memoria o fantasía.


Prestar atención al espacio sonoro, tener en cuenta las expresiones musicales, considerar los paisajes sonoros, los sonidos del lenguaje, del cuerpo, del sonido que emana de los artefactos mecánicos, para representar el discurrir de la vida cotidiana en Ibiza. Representar la isla a partir de la fragmentación de su devenir sonoro-narrativo. Unos cúmulos fragmentarios de una perspectiva individual de sonidos e imágenes flotantes y fluctuantes que permiten una elucubración del espacio asociado a una serie de vivencias. Un diálogo de muchas dualidades que se establece entre repetición y variación. Un recorrido temporal donde se alternan continuidad y cambio, periodicidad y evolución, dejando constancia de que el todo es inalcanzable y que se presenta apenas como una metáfora de Ibiza.


Así, sobre un pentagrama virtual se van sucediendo 25 “Postales Sonoras” como notas que se dibujan sobre un pentagrama y que dan cuenta de la identidad sonora de la isla de Ibiza. Uma pluralidad audiovisual que trabaja la superposición sonora y visual. He trabajado los sonidos registrados con las ideas desarrolladas por Pierre Schaeffer, pero alejándome de su concepto de objeto sonoro, porqué yo sí quiero darle una significación narrativa. A las recreaciones ficticias las llamo “zoomy”, que deriva de la idea de poner el zoom sobre el sonido. Los procesos de grabación y escucha son una forma de enmarcar y filtrar detalles de un entorno. La grabación en sí es ya una interpretación de un lugar, a través del encuadre.

Saborear la experiencia, vivir la vida en un tiempo y espacio distinto con sus particularidades. Crear una aventura al estar en Ibiza, apreciar la singularidad de la isla y mi singularidad allí. Y que aquí comparto.


Las Postales Sonoras que presento son fragmentos significativos que surgen al fijarse en las lógicas del espacio, de las dinámicas de comportamiento, del discurrir de la vida cotidiana. Una recolección que surge del trabajo de campo al registrar los paisajes sonoros e imágenes, a partir del registro de un diario audiovisual durante mi estancia de 70 días en la isla.

Cada una reproduce un espacio propio y practicado en la isla, crea un espacio inventariado, que permite constatar las diferentes sonoridades, que al escucharlas, aprehenderlas, y manipularlas, se convierten en una invitación a una particular interpretación para que el espectador se lo haga propio.

Con este trabajo he usado la isla y mis registros de la misma forma que utilizo el lienzo y la pintura, el lápiz y el papel, el barro y mis manos. La he escuchado y la he retratado. Con la finalidad de descodificar la información sonora del lugar, como un elemento que se manifiesta con capas superpuestas y en constante transformación. Cada espacio tiene un ambiente sonoro diferencial y que se va transformando y adaptando al tiempo. Todo cambio en el medio ambiente o cultural supone un cambio sonoro. Hay una identidad sonora en cada espacio, y esto configura la memoria sonora y el subconsciente colectivo de quienes lo habitan. Estos sonidos son el material con el que he trabajado, mi material artístico. Unas recreaciones sonoras que se relacionan con los distintos planos visuales, con distintos puntos de vista, para reflejar la identidad sonora de la isla de Ibiza desde la mañana hasta la noche, en un flujo continuo de vida y de sonido.




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